por Mike Richardson

Como cristiano, creo que Dios tiene un plan para cada uno de nosotros, y eso incluye las pruebas y desafíos que enfrentamos en la vida. Si bien el accidente de motocicleta de Benjamín fue inesperado, he encontrado fuerza y propósito en cuidarlo durante este tiempo.

En la Biblia, se nos llama a amarnos y cuidarnos mutuamente, especialmente en tiempos de necesidad. En 1 Juan 3:17-18, dice: “Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿Cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.”

Este versículo me recuerda que no es suficiente simplemente decir que amamos a los demás, sino que debemos mostrar nuestro amor a través de nuestras acciones.

Cuidar de Benjamín ha sido un desafío emocional en ocasiones, pero también ha sido una bendición. Me ha permitido demostrar mi amor por él de manera tangible y ha fortalecido nuestro vínculo como padre e hijo. También me ha dado la oportunidad de depender de mi fe en Dios para obtener fuerza y orientación.

En Mateo 25:40, Jesús dice: “De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.”

Este versículo me recuerda que cuidar de Benjamín no solo es un acto de amor hacia él, sino también un acto de amor hacia Dios. Al servir y cuidar de Benjamín, estoy sirviendo y cuidando al mismo Jesús.

Si bien cuidar de Benjamín ha requerido sacrificios y cambios en mi vida, estoy agradecido por la oportunidad de mostrar el amor de Dios a través de mis acciones. Me recuerda las palabras de Filipenses 2:4, que dice: “No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.”

Cuidar de Benjamín me ha permitido poner sus necesidades por encima de las mías, y al hacerlo, he experimentado la verdadera alegría y satisfacción que proviene de servir a los demás.

Cuidar de Benjamín ha sido una experiencia gratificante. Como cristiano, creo que Dios me ha llamado a amar y cuidar a los demás, especialmente en tiempos de necesidad. Al cuidar de Benjamín, he podido demostrar mi amor por él y por Dios, y he encontrado fuerza y orientación en mi fe durante un momento difícil.

Estoy agradecido por la oportunidad de mostrar el amor de Dios a través de mis acciones y de servir a Benjamín en su tiempo de necesidad. La fe en Dios me ha sostenido, y confío en que Dios tiene un plan para la recuperación de Benjamín.

Es importante tener en cuenta que no tengo que cuidar de Benjamín, ¡tengo el privilegio de cuidarlo!

Seguiré cuidándolo con amor y compasión todo el tiempo que sea necesario, sabiendo que al hacerlo, también estoy sirviendo al mismo Dios.